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Quien cree en la Eucaristía nunca está solo.

La tarde de este 1 de abril, Jueves Santo, el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio de Cardenales, presidió la misa de la Cena del Señor, "in Coena Domini".

El purpurado introdujo su homilía partiendo de las solemnes palabras del Evangelista San Juan (Jn 13,1) que relatan el lavado de los pies de los discípulos por parte de Jesús y "abren el recuerdo del don que Él mismo ofreció al Padre por nuestra salvación"

El cardenal Re recordó que esta celebración eucarística, "nos hace revivir la tarde en que Cristo, rodeado de los Apóstoles en el Cenáculo, instituyó la Eucaristía y el sacerdocio, confiándonos también el mandamiento del amor fraterno".


Igualmente, el decano del Colegio de Cardenales, hizo hincapié en el sentido de la expresión evangélica "Los amó hasta el extremo".

“Esta conmovedora afirmación significa que los amó hasta su muerte en la Cruz al día siguiente, el Viernes Santo, pero también significa un amor hasta el extremo, es decir, hasta el grado supremo e insuperable de la capacidad de amar. Por eso, la noche del Jueves Santo nos recuerda cuánto hemos sido amados; nos dice que el Hijo de Dios, en su afecto por nosotros, se entregó a sí mismo -su Cuerpo y su Sangre-, es decir, la totalidad de su persona”


Cuerpo de Cristo: "El don más precioso de la Iglesia".


En este contexto, el purpurado subrayó que la existencia de la Eucaristía "sólo se explica porque Cristo nos amó y quiso estar cerca de cada uno de nosotros durante todos los siglos, hasta el fin del mundo". De ahí que la Iglesia siempre ha considerado este sacramento como "el don más precioso con el que ha sido enriquecida".



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