También en nuestro tiempo existe «grandeza de la Iglesia en el martirio», en el testimonio de aquellos que invocan el nombre de Jesús mientras son asesinados por su causa. Lo ha repetido el Papa Francisco en uno de los varios pasajes “añadidos al momento” esparcidos a lo largo de su discurso a los Directores Nacionales de las Obras Misionales Pontificias (OMP), reunidos estos días en Sacrofano (Roma) para celebrar su Asamblea Anual, y recibidos esta mañana en audiencia en el Palacio Apostólico.
La misión de la Iglesia y su peregrinación a lo largo de la historia todavía está marcada por la experiencia del martirio. El Papa Francisco ha querido «dar gracias a Dios por el testimonio martirial» dado recientemente «por un grupo de católicos del Congo, de Kivu del Norte. Han sido degollados simplemente porque eran cristianos y no querían convertirse al islam» ha dicho el Pontífice. Además, el Papa se ha referido también a los cristianos masacrados en una playa de Libia, «esos coptos degollados que de rodillas decían: “Jesús, Jesús”».
En su discurso a los Directores Nacionales de las OMP, el Papa Francisco ha aprovechado la solemnidad litúrgica de la Santísima Trinidad -que se celebra mañana, domingo 26 de mayo- para reiterar que la labor misionera confiada a la Iglesia no es un activismo autoreferencial, sino que brota del misterio mismo de Dios, de la «misión divina» que en el misterio de la Santísima Trinidad «se ofrece, se hace don y se consagra totalmente a la realización de la salvación de la humanidad».
Los rasgos que revelan la fuente trinitaria de toda auténtica obra apostólica –ha explicado el Pontífice- son los de la comunión, la creatividad y la tenacidad. «Tres palabras clave que son de actualidad para la Iglesia por su permanente estado de misión y, más aún, para nuestras Obras Misionales, que están llamadas ahora a renovarse para ofrecer un servicio cada vez más incisivo y eficaz» ha dicho el Pontífice a los Directores Nacionales de las OMP.
fuente: agenzia fides
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